Entre las diversas situaciones inexplicables que existen hoy en día en el fútbol chileno, una de las que mas afecta a nuestro club es la siguiente: no tenemos partidos programados hasta la segunda semana de julio. Si tenemos en cuenta que el último partido de la temporada fue la dolorosa derrota contra Iberia de Los Ángeles que nos dejó fuera de la liguilla de ascenso, el periodo durante el cual el plantel no estará trabajando se extiende a más de 2 meses hasta que comience la primera fase de la Copa Chile (en la cual muy probablemente debamos enfrentarnos en llaves de ida y vuelta con el recién ascendido Deportes Vallenar). [1]
¿Cual es el acontecer de un club que no tiene compromisos por más de dos meses? En teoría debiese ser el momento para comenzar a conformar el nuevo plantel, en pos de configurar un nuevo proyecto deportivo que nos de el ansiado paso a la primera división del fútbol nacional. Esta idea no es descabellada luego de haber visto las últimas 3 campañas de Ruben "Picota" Sanchez, quien nos ha permitido mantener la ilusión de llegar de manera consecutiva hasta la última fecha del campeonato con opciones reales de subir de división, lo que es aun mas meritorio si tenemos en cuenta que desde la gloriosa campaña del 2007, cuando en la cancha y por los puntos obtuvimos el ascenso directo, nuestro club sólo había sabido de zozobras en la parte baja de la tabla, peleando descensos al amateurismo, e incluso cayendo a la segunda división profesional.
Paradojicamente, hasta la fecha no ha habido ninguna noticia formal sobre la continuidad del cuerpo técnico al mando de la banca copiapina. Es más, la única información oficial con la que contamos como hinchas sobre la conformación del plantel, es que además gran parte de los jugadores de Deportes Copiapó finalizó su contrato, quedando solo 8 jugadores del último plantel con contrato vigente, sin contar a los sub 20 que fueron promovidos durante el torneo. [2] Si a esto le sumamos que lo habitual es que los jugadores que tienen un buen rendimiento son inmediatamente tranzados por la dirigencia al finalizar un campeonato (Carlos Valencia, Bruno Vides y Muriel Orlando son los casos mas nefastos en este sentido).
Es por esto que desde este medio emplazamos a la dirigencia de Deportes Copiapó a que, por lo menos, entregue claridad sobre cuáles son las negociaciones que se están llevando a cabo, ya que la falta de información nos lleva a elucubrar la idea que simplemente les interesa mantener al club en el profesionalismo, haciendo un gasto mínimo de capital, pero obteniendo jugosos dividendos de los dineros de la venta de los derechos de televisión del fútbol, tal como lo hemos visto en la prensa nacional con los diversos casos de corrupción en el balonpie criollo.
De paso, la poca claridad en los contratos firmados con el plantel y con el cuerpo técnico, dan una muestra clara de las artimañas con las que el empresariado nacional constantemente roza la ilegalidad en la relación con sus trabajadores, los cuales muchas veces tienen las manos atadas en la medida que su futuro y estabilidad económica dependen de someterse a las vicisitudes de los vacíos que el neoliberalismo ha implementado en las relaciones laborales. En el caso del fútbol no es distinto, y con la excepción de los clubes grandes o de las estrellas que cobran sueldos rimbombantes, la mayoría de los futbolistas debe luchar temporada a temporada por poder sobrevivir en el juego que hoy por hoy se juega más con billetes sobre escritorios de señores con terno y corbata, que con una pelota sobre los gramados nacionales.
¿Cuanto dinero ahorró la Sociedad Anónima que controla nuestro club con la no clasificación a la liguilla de ascenso al no pagar los sueldos correspondientes al mes de mayo? ¿Se está esperando hasta el mes de julio para concretar las renovaciones y las contrataciones para así echarse al bolsillo el presupuesto del mes de junio?
Esperamos que no sea así, pero los antecedentes que poseen los dirigentes de nuestro club nos lleva a pensar lo contrario, aunque esperamos que ante este emplazamiento sean capaces de manifestar sus reales intenciones, o al menos clarifiquen la situación contractual del plantel y del cuerpo técnico.
